

La lechuga

¿Cómo se cultivan?
Rociadas las semillas en terreno bien abonado, en tierra suelta y húmeda, y cubiertas de manera somera -porque la semilla es muy pequeña-, en pocos días veremos nacer las pequeñas hojas de los lechuguinos.
Carlomagno (742-814) pedía a los agricultores de sus campos que las sembraran como planta medicinal.
Cuando se cultiva en el exterior, al aire libre, soporta temperaturas de hasta -5gC.; en cambio sufre con temperaturas superiores a 30°. Prefiere suelos sueltos, arenosos, con mucho humus o sustancias orgánicas. No soporta la sequedad, se agosta rápidamente; pero el exceso de humedad le genera podredumbre de cuello.

La variedad más consumida al norte del Ebro en España es la variedad Batavia. Esta es la lechuga que se cultivaba en las huertas del País Vasco; los labriegos decían que a la gente le gusta la lechuga con poca cabeza, mucha hoja verde y poco sabor a savia. La lechuga Batavia tiene el inconveniente de que, una vez troceada, enseguida se oxida; conviene sumergirla en agua, durante una hora, y consumir. De lechuga Batavia se cultivan muchas variedades. En Guipuzcoa, a partir de la fiesta de San Sebastián, el día 20 de enero, se comienza a cultivar al aire libre; en invierno, solo bajo plástico o en invernadero.
La raíz de la lechuga es muy ramificada.
Las hojas crecen alrededor de un tronco corto y cilíndrico, sueltas o acogolladas. Con el paso del tiempo, crece el tallo y se espiga la planta, hasta florecer y generar semillas. Cuando la plata tira la flor, la extraemos del suelo y la metemos completa en una bolsa, que removeremos después de unos días, hasta que deje en la bolsa las semillas.
